domingo, 28 de febrero de 2010

No te aferres a nada en este mundo....liberate

Hoy despues de que en Chile la naturaleza nos ha recordado que ni siquiera nuestra vida nos pertenece, y que todo lo que consideramos nuestro es ilusorio y faláz, debemos más que nunca aprender a desprendernos de las cadenas que nos atan a cosas, situaciones y personas...para poder vislumbrar la realidad de lo efímero, y aprender a valorar lo que realmente nos pertenece, que no es más que el minuto presente, nada antes y nada despues, solo ahora...tratemos de meditar en esta verdad.

MEDITACION 22
"Dichosos los siervos a quienes su señor encuentre despiertos
cuando regrese"
(Lc. 12,37)
En todas partes del mundo, la gente anda buscando el amor, porque
todos están convencidos de que sólo el amor puede salvar al mundo.
Pero muy pocos comprenden en qué consiste realmente el amor y
cómo brota en el corazón humano. Con demasiada frecuencia se
equipara el amor a los buenos sentimientos para con los demás, a la
benevolencia, a la no-violencia, al servicio... Pero todas esas cosas, en
sí mismas, no son el amor. El amor brota del conocimiento consciente.
Sólo e la medida que seas capaz de ver a alguien tal como realmente
es aquí y ahora, no tal como es en tu memoria, en tu deseo, en tu
imaginación o en tu proyección, podrás verdaderamente amarla; de lo
contrario, no será a la persona a la que ames, sino a la idea que te has
formado de ella, o bien a la persona como objeto de tu deseo, pero no
tal como es en si misma.
Por eso, el primer acto de amor consiste en ver a esa persona u objeto,
esa realidad, tal como verdaderamente es. Lo cual exige la enorme
disciplina de liberarte de tus deseos, de tus prejuicios, de tus
recuerdos, de tus proyecciones, de tu manera selectiva de mirar; una
disciplina tan exigente que la mayoría de las personas prefieren
lanzarse de cabeza a realizar buenas acciones y a ser serviciales que
someterse al fuego abrazador de semejante ascesis. Cuando te pones a
servir a alguien a quien no te has tomado la molestia de comprender,
¿estás satisfaciendo la necesidad de esa persona o la tuya propia? El
primer ingrediente del amor, por tanto, consiste en comprender
realmente al otro.
El segundo ingrediente, tan importante como el primero, es
comprenderte a ti mismo, iluminar implacablemente, con la luz del
conocimiento consciente tus motivos, tus emociones, tus necesidades,
tu falta de honradez, tu egoísmo, tu tendencia a controlar y a
manipular. Lo cual significa llamar a las cosas por su nombre, por muy
doloroso que resulte. Si logras tener esa clase de consciencia del otro y
de ti mismo, sabrás lo que es el amor, porque poseerás una mente y
un corazón alerta, vigilantes, claros y sensibles; una claridad de
percepción y una sensibilidad que te harán reaccionar correcta y
adecuadamente en cada situación y en cada momento. Unas veces te
verás irresistiblemente llamado a la acción; otras, te refrenarás y te
contendrás. Unas veces te verás obligado a ignorar a los demás; otras,
les prestarás la atención que solicitan. Unas veces te mostrarás amable,
y complaciente; otras, duro, intransigente, enérgico y hasta violento. Y
es que el amor, que brota de la sensibilidad, adopta las más
inesperadas formas y responde, no a pautas y principios preconcebidos
, sino a la realidad concreta del momento. Cuando experimentes por
primera vez esta clase de sensibilidad, probablemente sientas
verdadero terror, porque todas tus defensas se vendrán abajo, tu falta
de honradez quedará al descubierto y los muros de protección que te
rodean serán destruidos.
Piensa en el terror que invade a un hombre acaudalado cuando alcanza
a ver realmente la lastimosa situación de los pobres; o a un dictador
sediento de poder cuando se digna contemplar el verdadero estado en
que se encuentra el pueblo por él oprimido; o a un fanático intolerante
cuando logra comprender que sus convicciones no se corresponden
con los hechos. O piensa en el terror que invade al romántico
enamorado cuando se decide de veras a admitir que lo que él ama no
es a su amada, sino a la imagen que tiene de ella. Por eso es por lo
que el más doloroso acto que un ser humano puede realizar es el acto
de mirar. es en este acto de mirar donde nace el amor; mejor dicho,
ese acto de mirar es el amor.
Una vez que empieces a mirar, tu sensibilidad te llevará a tomar
consciencia, no sólo de las cosas que decidas ver, sino de todas las
demás cosas. Y tu pobre ego tratará desesperadamente de embotar
esa sensibilidad, porque se ha visto despojado de sus defensas y se ha
quedado sin protección y sin nada a lo que aferrarse. Si alguna vez te
permites mirar, será tu muerte. Por eso es por lo que el amor es tan
aterrador: porque amar es mirar y mirar es morir. Peor es también la
más deliciosa y estimulante experiencia de este mundo, porque en la
muerte del ego está la libertad, la paz, la serenidad, la alegría...
Si lo que de veras deseas es amar, entonces ponte inmediatamente a
mirar; pero tómatelo en serio. Fíjate en alguien que te desagrade y
percibe de veras tus prejuicios; fíjate en alguien o en algo a lo que te
aferres y comprueba realmente el sufrimiento, la inutilidad y la falta de
libertad que supone aferrarse... y contempla detenida y tiernamente los
rostros humanos y la conducta humana. Tómate tiempo para mirar
asombrado a la naturaleza, el vuelo de un pájaro, la lozanía de una flor,
la caída de una hoja seca, el fluir de un río, la salida de la luna, la
silueta de una montaña a contraluz... Y mientras lo haces, la sólida
coraza que protege tu corazón se reblandecerá y se fundirá, y tu
corazón rebosará de sensibilidad y delicadeza. Se desvanecerá la
oscuridad de tus ojos, tu visión se hará clara y penetrante, y al fin
sabrás lo que es el amor.

Acompañemos nuestra meditación con esta hermosa música .



http://www.youtube.com/watch?v=Y6yj4XlEYwM

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