viernes, 26 de febrero de 2010

Liberandonos de los prejuicios, apegos y demás lastre inútil que nos atormenta...

Como nos limitan los prejuicios, las opiniones y los apegos...si no podemos liberarnos de ellos seremos eternamente esclavos...y que dificil es poder borrar todo esto de nuestra consciencia...veamos que nos propone aqui Anthony de Mello para lograrlo.

MEDITACION 20
"--- Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a
los que os odien"
(Lc. 6,27)
Cuando estás enamorado, te sorprendes a ti mismo mirando a todo el
mundo con ojos distintos; te vuelves generoso, compasivo, bondadoso,
donde antes tal vez eras duro y mezquino. E, inevitablemente, los
demás comienzan a reaccionar para contigo de la misma manera, y no
tardas en comprobar que vives en un mundo de ternura que tú mismo
has creado. En cambio, cuando lo que predomina en ti es el mal humor
y te irritas fácilmente y te muestras ruin, suspicaz y hasta paranoide,
en seguida compruebas que todo el mundo reacciona ante ti de
manera negativa, y te encuentras viviendo en un mundo hostil, creado
por tu mente y tus emociones.
¿Cómo podrías intentar crear un mundo feliz, amable y pacífico?
Aprendiendo el sencillo y hermoso, aunque arduo "arte de mirar". Se
trata de hacer lo siguiente: cada vez que te encuentres irritado o
enojado con alguien, a quien tienes que mirar es a ti, no a esa persona.
Lo que tienes que preguntarte no es: "¿Qué le pasa a este individuo?",
sino: "Qué pasa conmigo, que estoy tan irritado?". Intenta hacerlo
ahora mismo. Piensa en alguna persona cuya sola presencia te saque
de quicio y formúlate a ti mismo esta dolorosa pero liberadora frase:
"La causa de mi irritación no está en esa persona sino en mí mismo".
Una vez dicho esto, trata de descubrir por qué y cómo se origina esta
irritación. En primer lugar, considera la posibilidad, muy real, de que la
razón por la que te molestan los defectos de esa persona, o lo que tú
supones que lo son, es porque tú mismo tienes esos defectos; lo que
ocurre es que los has reprimido y por eso los proyectas
inconscientemente en el otro. Esto sucede casi siempre, aunque casi
nadie lo reconoce. Trata, pues, de descubrir los defectos de esa
persona en tu propio interior, en tu mente inconsciente, y tu irritación
se convertirá en agradecimiento hacia dicha persona, que con su
conducta te ha ayudado a desenmascararte.
Otra cosa digna de considerar es la siguiente: ¿No será que lo que te
molesta de esa persona es que sus palabras o su comportamiento
ponen de relieve algo de tu vida y de ti mismo que tú te niegas a ver?
Fíjate cómo nos molestan el místico y el profeta que parecen alejarse
mucho de lo místico o de lo profético cuando nos sentimos
cuestionados por sus palabras o por su vida.
Una tercera cosa también está muy clara: tú te irritas contra esa
persona porque no responde a las expectativas que has sido
"programado" para abrigar respecto a ella. Tal vez tengas derecho a
exigir que esa persona responda a tu "programación" siendo, por
ejemplo, cruel o injusta, en cuyo caso no es necesario que sigas
considerando esto. Pero, si tratas de cambiar a esa persona o de poner
fin a su comportamiento, ¿no serías mucho más eficaz si no estuvieras
irritado? La irritación sólo conseguirá embotar tu percepción y hacer
que tu acción sea menos eficaz. todo el mundo sabe que, cuando un
deportista pierde los nervios, la calidad de su juego decrece, porque la
pasión y el acaloramiento le hacen perder coordinación. En la mayoría
de los casos, sin embargo, no tienes derecho a exigir que la otra
persona responda a tus expectativas; otras personas en tu lugar, ante
dicho comportamiento, no experimentarían irritación alguna. No tienes
más que pensar detenidamente en esta verdad, y tu irritación se
diluirá. ¿o es absurdo por tu parte exigir que alguien viva con arreglo a
los criterios y normas que tus padres te han inculcado?
Finalmente, he aquí otra verdad que deberías considerar: teniendo en
cuenta la educación, la experiencia y los antecedentes de esa persona,
seguramente no puede dejar de comportarse como lo hace. Alguien ha
dicho, con mucho acierto, que comprender todo es perdonar todo. Si tú
comprendes realmente a esa persona, la considerarás como una
persona deficiente, pero no censurable, y tu irritación cesará al
instante. Y en seguida comprobarás que comienzas a tratar a esa
persona con amor y que ella te responde del mismo modo, y te
encontrarás viviendo en un mundo de amor que tú mismo has creado.

Nuestra compañia de hoy para esta meditación.



http://www.youtube.com/watch?v=dnREtYxCY-I

No hay comentarios:

Publicar un comentario