miércoles, 10 de febrero de 2010

Meditación de toma de consciencia

Y para terminar con el ciclo de La Meditación, vamos a mostrar otra forma sencilla de meditar que es a traves de ejercicios espirituales, sacados de el libro del padre Anthony de Mello, Una llamada al Amor.

Son una serie de ejercicios simples de toma de conciencia de nuestras ataduras, de nuestros impedimentos para amar y para vivir en el aquí y ahora.

Hoy comenzaremos a tomar conciencia de nuestros sentimientos...¿son de origen mundano o divino?...asi comenzaremos a tener herramientas para corregir nuestros errores y sabremos por donde comenzar a trabajar en nosotros mismos, incógnita que se plantea cuando uno quiere cambiar y no sabe por donde empezar, ni como hacerlo


MEDITACION 1

"¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su
vida?"
(Mt. 16,26)
Recuerde la clase de sentimiento que experimentas cuando alguien te
elogia, cuando te ves aprobado, aceptado, aplaudido... Y compáralo
con el sentimiento que brota en tu interior cuando contemplas la salida
o la puesta del sol, o la naturaleza en general, o cuando lees un libro o
ves una película que te gusta de veras. Trata de revivir este último
sentimiento y compáralo con el primero, el producido por el hecho de
ser elogiado. Comprende que este primer tipo de sentimiento proviene
de tu propia "glorificación" y "promoción" y es un sentimiento
mundano, mientras el segundo proviene de tu propia realización y es
un sentimiento anímico.
Veamos otro contraste: recuerda la clase de sentimiento que
experimentas cuando obtienes algún éxito cuando consigues lo que
anhelabas, cuando "llegas arriba", cuando vences en una partida, en
una apuesta, en una discusión. Y compáralo con el sentimiento que te
invade cuando disfrutas realmente con tu trabajo, cuando de veras te
absorbe por entero la tarea que desempeñas. Y observa, una vez más,
la diferencia cualitativa que existe entre el sentimiento mundano y el
sentimiento anímico.
Y todavía otro contraste más: Recuerda lo que sentías cuando tenías
poder, cuando tú eras el jefe y la gente te respetaba y acataba tus
órdenes, o cuando eras una persona popular y admirada. Y compara
ese sentimiento mundano con el sentimiento de intimidad y
compañerismo que has experimentado cuando has disfrutado a tope la
compañía de un amigo o de un grupo de amigos con los que te has
reído y divertido de veras.
Una vez hecho lo anterior, trata de comprender la verdadera naturaleza
de los sentimientos mundanos, es decir, los sentimientos de
autobombo y vanagloria, que no son naturales, sino que han sido
inventados por tu sociedad y tu cultura para hacer que seas productivo
y poder controlarte. Dichos sentimientos no proporcionan el sustento y
la felicidad que se producen cuando contemplas la naturaleza o
disfrutas de la compañía de un amigo o de tu propio trabajo, sino que
han sido ideados para producir ilusiones, emoción... y vacío.
Trata luego de verte a ti mismo en el transcurso de un día o de una
semana y piensa cuantas de las acciones que has realizado y de las
actividades en que te has ocupado han estado libres del deseo de
sentir esas emociones e ilusiones que únicamente producen vacío, del
deseo de obtener atención y la aprobación de los demás, la fama, la
popularidad, el éxito o el poder.
Fíjate en las personas que te rodean. ¿Hay entre ellas alguna que no se
interese por esos sentimientos mundanos? ¿Hay una sola que no esté
dominada por dichos sentimientos, que no los ansíe, que no emplee
consciente o inconscientemente, cada minuto de su vida en buscarlos'
Cuando consigas ver esto, comprenderás cómo la gente trata de ganar
el mundo y cómo, al hacerlo, pierde su vida. Y es que viven unas vidas
vacías, monótonas, sin alma...
Propongo a tu consideración la siguiente parábola de la vida: un
autobús cargado de turistas atraviesa una hermosísima región llena de
lagos, montañas, ríos y praderas. Pero las cortinas del autobús están
echadas, y los turistas, que no tienen la menor idea de lo que hay al
otro lado de las ventanillas, se pasan el viaje discutiendo sobre quién
debe ocupar el mejor asiento del autobús, a quien hay que aplaudir,
quién es el más digno de consideración... Y así siguen hasta el final del
viaje.


Puedes practicar estos ejercicios en un lugar tranquilo, relajado como si te dispusieras a orar o meditar...y te sugiero pongas de fondo este video de música con sonidos de la naturaleza.





http://www.youtube.com/watch?v=aWUqluu7nS0

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