martes, 2 de marzo de 2010

Liberandonos de los juicios.

A mi entender, lo más dificil que uno puede experimentar es liberarse de los juicios...si desde que nacemos practicamente basamos nuestro conocimiento en los juicios...esto es rico, malo, blando, duro, etc, y no nos percatamos de que todo esto no es ni siquiera cierto, ya que cada uno percibe diferente a los demás...sin embargo, seguimos así por la vida calificando los lugares, personas y cosas, identificandolos con esas cualidades que tan arbitrariamente les otorgamos, sin pararnos siquiera a pensar que con esta actitud estamos delimitando, empobreciendo y descalificando algo, que si nos detuvieramos un instante a ver...o a tratatar de ver, como es en realidad...nos dariamos cuenta de nuestro error, ya que nada es como lo vemos.
Aprendemos a ver con los ojos del pasado...y nos olvidamos de redescubrir momento a momento la maravilla que es la creación, en constante cambio y movimiento...
Meditemos en esto y tomemos consciencia de la realidad.

MEDITACION 24
"No juzguéis y no seréis juzgados"
(Mt. 7 , 1)
Es tranquilizador pensar que el más excelso acto de amor que puedes
realizar no es un acto de servicio, sino un acto de contemplación, de
visión. Cuando sirves a las personas, lo que haces es ayudar, apoyar,
consolar, aliviar su dolor... Cuando las ves en su belleza y bondad
interiores, lo que haces es transformar y crear.
Piensa en algunas de las personas a las que aprecias y que te atraigan.
Intenta ver a cada una de ellas como si fuera la primera vez, sin
dejarte influenciar por el conocimiento o la experiencia, buena o mala,
que tengas de ellas. Intenta descubrir en ellas algo que, debido a la
familiaridad, se te haya pasado por alto, porque la familiaridad produce
rutina, ceguera y aburrimiento. No puedes amar lo que no eres capaz
de ver de un modo nuevo. No puedes amar lo que no eres capaz de
estar constantemente descubriendo.
Piensa ahora en personas que te desagraden. Observa, en primer
lugar, qué es lo que te desagrada de ellas; estudia sus defectos con
imparcialidad y objetividad. Para ello, naturalmente, no puedes hacer
uso de "clichés" referidos a ellas: orgulloso, holgazán, egoísta,
arrogante... El "cliché" es producto de la pereza mental, porque resulta
muy fácil aplicarle a alguien un estereotipo o una "etiqueta". En
cambio, es difícil y arriesgado ver a las personas en su singularidad y
unicidad.
Debes examinar esos defectos "clínicamente", es decir, debes
cerciorarte de tu objetividad. Ten en cuenta la posibilidad de que lo que
ves en esas personas como un defecto tal vez no lo sea en absoluto,
sino que en realidad puede ser algo hacia lo que tu educación y las
circunstancias te han hecho sentir aversión. Si, a pesar de todo, todavía
sigues viendo en ello un defecto, trata de comprender que el origen del
mismo reside en sus experiencias de la infancia, en sus
condicionamientos del pasado, en una defectuosa forma de pensar y de
percibir y, sobre todo, en su inconsciencia, no en su malicia. A medida
que hagas esto, tu actitud se trocará en amor y perdón, porque
examinar, observar y comprender es perdonar.
Después de estudiar los defectos, intenta descubrir las virtudes que
atesora esa persona y que el desagrado que sientes hacia ella te han
impedido ver hasta ahora. Y, mientras lo haces, observa cualesquiera
cambios de actitud o de sentimientos que te sobrevengan, porque la
aversión hacia ella ha enturbiado tu visión y te ha impedido ver.
A continuación, piensa en cada una de las personas con las que vives y
trabajas, observando cómo cada una de ellas se transforma a tus ojos
cuando las miras de esta manera. Al verlas así, les estas ofreciendo un
don infinitamente más valioso que cualquier acto de servicio que
puedas prestarles, porque, al hacerlo, las has transformado, las has
"creado" en tu corazón; y, supuesto un cierto grado de contacto entre
tú y ellas, también ellas experimentarán realmente una auténtica
transformación.
Y ahora, ofrécete a ti mismo idéntico don. Si has sido capaz de hacerlo
por otros, no te resultará muy difícil. Sigue el mismo procedimiento: no
juzgues o condenes ninguno de tus defectos o neurosis. Si no has
juzgado a los demás, tampoco tú debes ser juzgado. Indaga, estudia y
analiza tus defectos para lograr una mejor comprensión que te lleve al
amor y al perdón, y descubrirás con gozo cómo resultas transformado
por esa actitud extrañamente tierna y comprensiva que brota en ti para
contigo mismo. Una actitud que nace en tu interior y se extiende a toda
criatura viviente.

Aqui nuestra música de acompañamiento para tranquilizar la mente y facilitar la meditación.



http://www.youtube.com/watch?v=kTNWcNGka-w

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